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Informe Construya N° 225 - Noviembre 2020

 

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El ladrillo se consolida como el mejor refugio para quien dispone de ahorros

 

Por sus costos ubicados en los niveles históricos más bajos medidos en dólares, la construcción tienta a los desarrolladores como a los inversores para uso final. Ante la volatilidad de los mercados y la incertidumbre, el ladrillo gana entre las preferencias

Tanto los analistas económicos como quienes advierten hacia donde es mejor destinar los ahorros, para quien dispone de ellos, aconsejan que el ladrillo vuelve a ser el mejor refugio del dinero. Argumentan que por los costos ubicados en los niveles históricos más bajos medidos en dólares, la construcción tienta tanto a los desarrolladores como a los inversores para uso final.

Ante la volatilidad de los mercados y la incertidumbre macro económica, el ladrillo gana entre las preferencias. A su vez, el claro descenso de casos por la pandemia, y el retorno a las obras privadas en la mayoría de los casos, posicionan a la construcción en un punto con expectativas de expansión, después de varios meses de confinamiento.

Leonardo Rodríguez Nader, CEO y cofundador de CMNV Comunidad de Inversión, dijo, que, “el mercado está en un punto de inflexión que marcará los próximos pasos a partir de 2021. Tenemos certeza de que la cosa va a acomodarse y que nuestra vocación es la de emprender y apostar a un país donde todo está por hacerse. Venimos de años difíciles, somos conscientes de que en un contexto macroeconómico de tanta incertidumbre nuestro sector siempre se ve afectado por la volatilidad y la especulación. Nosotros tenemos una visión de largo plazo y en ese sentido vemos un buen futuro. Por eso seguimos trabajando, invirtiendo y haciendo lo que sabemos hacer. A la par, el ladrillo es un vehículo importante para quien invierte en toda la cadena del segmento”.

La dinámica económica argentina tiene acostumbrado (por vaivenes políticos, financieros y, este año, también sanitarios) a quienes disponen de ahorros. Eso no aminora la necesidad de las personas de comprarse una casa o mudarse a un inmueble más grande. Aún después de un período largo de recesión como el que se atraviesa, la gente necesita hacer este tipo de cambios. 

 
 

Gabriel Vainstein, gerente general de Familia Bercomat, una empresa que opera en el mercado de materiales de construcción. Con más de 30 sucursales en Buenos Aires, Misiones, Chaco, Corrientes, Formosa, Entre Ríos y Santa Fe, comentó, que, “el mercado está demandando, por dos motivos. En primer lugar, porque al permanecer mucho tiempo en las casas, la gente se está ocupando de mejorar el confort donde viven. Quienes siguieron teniendo el mismo nivel de ingresos, con una gran cantidad de gastos en los que dejaron de incurrir (como por ejemplo viajes al trabajo, comidas fuera de casa, vacaciones, entre otros), se encontraron con excedentes de fondos para invertirlos en mejorar su hogar”.

“Y en segundo motivo, es que, el ladrillo se ha considerado un refugio de valor muy preciado y dolarizado, por lo que siempre fue visto como una buena alternativa, mantener en condiciones la vivienda y así preservar o elevar su valor. La gente, optimiza su espacio, algo que contribuye en lo psicológico, porque le genera mucha satisfacción, y es el lugar en el que muchas personas, pasan las 24 horas. Además, construir, medido en dólares, está más barato que nunca y la gente, que está muy entrenada para medir así, ve la gran oportunidad y lo está aprovechando. Hubo aumentos de precios, sobre todo de los materiales atados al dólar, los cuales fueron en sintonía con las subas de la cotización del Banco Nación”, amplió.

Entre los materiales más solicitados, se encuentran, aquellos que se utilizan para el final de obra o de terminación. Que incluyen revoques, stucco (muy empleado porque otorga una buena estética a las paredes internas), cielo rasos, pinturas, entre otros.

Lo negativo de muchos materiales, es que registraron fuertes aumentos en los valores, pero luego de mayo, cuando se empezaron a habilitar varios rubros, las ventas crecieron. En el interior del país estuvo más estable la situación, ya que las provincias tuvieron más actividad que el AMBA, durante el periodo de aislamiento.

Como ocurre de larga data en la Argentina, los ladrillos son y serán un resguardo de valor muy reconocido para inversores y compradores finales, más aún aquellos que tienen un exceso de pesos y la posibilidad de comprar en cuotas, pero obteniendo un ahorro en dólares.

“Por supuesto que esto no es algo que pueda hacerse en todos los proyectos, por esta razón los lotes y los proyectos de pozo toman mayor relevancia actualmente. Seguimos creyendo que el mercado inmobiliario es uno de los resguardos más sólidos de valor, principalmente para todos aquellos compradores que tengan dólares ahorrados o aquellos que logren generar un ahorro de pesos interesantes por mes”, contó Monarca.

 
 

La demanda que motoriza el sector

Sin dudas, los proyectos de pozo, en donde se consiguen descuentos de hasta un 35 por ciento en el precio de las unidades, al ingresar con un monto en dólares y pesos, y luego pagar cuotas en pesos es la opción más apreciada por quienes disponen de dinero.

Sobre el perfil del comprador de unidades a construir en este sistema, es alguien que quiere beneficiarse por la baja de costos de construcción en dólares. De repente, en la misma zona que demande, un propietario por un usado pide a razón de 2500/2600 dólares por m2, y al ingresar en un proyecto de pozo, el interesado accede a una unidad a estrenar por 2000 dólares. “Ese inversor tiene la ventaja que destina sus ahorros, por ejemplo 30 o 40% a la firma del boleto de compra-venta, y el saldo, lo va a pagar en pesos ajustados por el índice de la Cámara Argentina de la Construcción (CAC). Aquellos compradores, que aún tengan los dólares en mano, están entrando en esos planes, e incluso, protegen su dinero y se benefician frente a la inflación”, dijo el arquitecto Marcelo Langone, asociado en Di Mitrio Inmobiliaria.

Voces expertas, indicaron, que las desarrolladoras son reticentes a pagar los terrenos con dinero en efectivo, porque la caja es muy importante para asegurar la construcción. Por lo que creció en los últimos tiempos, la compra por parte de las empresas, de los terrenos con un esquema de permuta y la caja está 100% reservada para la terminación de obras u obras nuevas.

Esta situación no sólo se advierte en la Capital y el GBA, sino también en las grandes ciudades del interior, como Mar del Plata, Córdoba, Rosario, Mendoza, Salta, La Plata y Neuquén, entre otras.

De hecho, se propagó y en plena pandemia, la alternativa del canje inmobiliario, en donde un propietario de la tierra pone su lote, construcción en desuso o nave industrial abandonada, para que se levente un complejo y a posterior, recibe unidades en parte de pago, que luego podrá habitar, alquilarlas o comercializarlas, además de valorizar su apuesta, en su mayoría de manera dolarizada.

 
 

“Los desarrolladores que tenemos muchos proyectos en construcción podemos ofrecer más opciones de proyectos al dueño del terreno. Es decir que no lo limitamos únicamente a quedarse con unidades en el mismo terreno esperando a que finalice la obra. Esto le permite diversificar su canje con unidades en distintos proyectos, recibiendo las unidades en distintas etapas y no tener toda su inversión concentrada en un único proyecto”, dijo Juan Manuel Tapiola, fundador y CEO de Spazios.

 “Por ejemplo, en el proyecto Spazio Palms que estamos haciendo en Santos Lugares (Oeste del GBA) hicimos un canje con el propietario y probablemente haya maximizado su ganancia entre un 30 y un 50% más. Esto se debe a que el valor de las unidades que ya le entregamos superan en un 30-50% al valor del terreno. Hizo un gran negocio. Ya tiene las unidades y puede venderlas cuando tenga ganas si quisiera. En CABA ya compramos y estamos comprando terrenos en estas mismas condiciones”.

En cuanto al futuro inmediato, se calcula que entre fines de año y principios de 2021, podrían presentarse varios proyectos en el mercado del AMBA, con la intención de captar la demanda que dispone de algo de ahorros y que por tratarse de personas jóvenes, entre 25 y 35 años, son los que más eligen la opción de comprar en pozo, habitualmente.